Acababan de empezar los suecos Kakatonia que con su doom metal que tanto gusta en la actualidad, pero no lograron calentar mucho el ambiente, aparte del poco público, no se les veía muy animados, sino bastante estáticos y no lograron enganchar a los que allí estábamos. Vale que este tipo de música no vaya de chirigotas pero también se puede echarle un poco de salero al asunto. Como disculpa hay que decir que el sonido que tuvieron fue horroroso y no les ayudó en nada, esperemos verles pronto y que podamos disfrutar lo que hacemos cuando les escuchamos en CD.
Luego vino un viejo conocido, el señor Timo Kotipelto que hizo lo de siempre, salir como muy corriendo, intentar demostrar que canta que no canta pero lo disimula, hizo sus flexiones de piernas pelo para atrás, demostrarnos que ya no puede meter la tripa y que o canta temas de su banda conocida o no se come nada el pobre. Se despidió con el “Hunting High and Low” de Stratovarius que fue la que, claro, más agradeció todo el mundo. La banda que lleva no está mal pero como se oía regular, pues demasiado empeño pusieron, pero mejor nos quedamos con actuaciones pasadas.
Para cambiar de marcha y actitud, salieron los suecos Unleashed que para mí fue la sorpresa más gorda del festival. Yo creía que iban a ser uno de tantos grupos de Death pero estos tíos le echaron lo que hay que echarle, ganas, interés y saber hacer. Mira por donde estos sonaron bastante bien, a pesar de su estilo se distinguían (dentro de lo que había) la guitarra, la batería, esas cosas. Le dieron una caña tremenda y demostraron que hacer y tocar Death es de lo más complicado que hay. El cantante con su careto de malo bruto daba respeto y todo el mundo en general salió bastante contento. Muy bien.
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