Un concierto entre semana, lejos del centro de Madrid, no es que sea lo que más me apetece en un primer momento viniendo desde uno de los prueblos del sur. Pensar en las pocas horas que voy a poder dormir por esto me abre las carnes así que es algo que tiendo a evitar. Pero Defacing God lo merece. No sólo por ser la primera vez que visitan España, sino también gracias a ese enorme debut que ha sido «The Resurrection of Lilith».
Por desgracia parece que no muchos pensaron como yo y eso se notó desde el comienzo de la formación que abrió el show, Ancient Settlers. Eso sí, contando con un sonido bastante decente, y lejos de venirse abajo, pusieron al público de su parte.
Con una música que bebe de Gotemburgo, y un gran hacer sobre el escenario, hicieron que canción a canción los asistentes se metieran cada vez más. De alzar muy pocos los cuernos al principio, y casi por compromiso, a hacerlo prácticamente toda Silikona para el final de su concierto, y eso sólo se consigue haciendo bien las cosas. Además con algo muy meritorio: todo el set estuvo compuesto por piezas propias. Siempre es más sencillo tirar de una versión para animar a aquellos que a priori no son tu público, pero ellos no lo hicieron y a decir verdad, no lo necesitaron.
La asistencia para Defacing God no mejoró significativamente, pero contaron con ser la agrupación a la que en un principio se había ido a ver con lo que ello implica.
Durante su descarga pudimos disfrutar de doce canciones, divididas entre diez del mencionado «The Resurrección of Lilith» más sus dos singles anteriores: «The marked ones» y «Succumb the euphoria». Y entre ellas apenas hubo tiempo para el descanso, ya que fueron tocadas prácticamente una detrás de otra sin apenas dirigirse al público o presentación.
Pero aunque quizá algo de esto si lo eché en falta, Sandie, con un enorme carisma, junto a sus compañeros, arrasaron sin concesiones con Silikona, destrozando a las decenas que allí nos congregamos, no dejando un cuello en su sitio. Eso sí, con un final desconcertante, porque cuando dije que apenas hubo descanso no era una forma de hablar para referirme a la arrollador actuación, que también, sino porque no hubo bis. Defacing God terminaron y se hicieron foto grupal con aquellos que estábamos bajo el escenario. Esto se notó en el ambiente, con más de un grito de «otra» que se esperaba no sólo con ganas sino legítimamente. Pero eso sí, algo perfecto para un jueves, ya que antes de las 22:40 aquello terminó.
Silikona no es la gran sala de Madrid. No es la más grande, ni la más céntrica, sus luces… Y en anteriores ocasiones no me he cortado criticando su sonido, especialmente el que tienen los artistas invitados, pero esta vez fue diferente, sonando. Tanto Ancient Settlers como Defacing God gozaron de uno bueno, lo cual repercutió muy positivamente, sobre todo en los primeros. Espero que esta no sea una excepción.
Sin comentarios