Los australianos Deströyer 666 se han convertido con el paso de los años en los abanderados del Black Metal más Thrasher de la escena underground. Cinco álbumes y varios Ep´s han conseguido forjar un nombre sólido y fiable en el género extremo, que por si fuera poco afianzan con un gran nuevo disco titulado “Wildfire” que venían a presentarnos tras dos años de ausencia por estas tierras. Tal y como ya reseñé en esta web, su nuevo disco presentaba matices y flirteos musicales bastante atractivos, sabiendo evolucionar correctamente y dotando a su potencia sonora de más Speed y Epic Metal, jugando abiertamente con voces semi-limpias y ritmos más melódicos.
Era el trabajo perfecto para arrastrar a las pequeñas hordas extremas hasta la céntrica sala We Rock, que vivió uno de sus últimos eventos como local metalero previo a su inminente y anunciado cierre. En torno a un máximo de 150 personas nos dimos cita en la velada, no muchas y repartidas de forma holgada por todo el local, dejando libres varias zonas y prácticamente todos los asientos y mesas. Quizás no fue el recibimiento más caluroso, pero hay que tener en cuenta que ese mismo día actuaban en la capital otras dos bandas con tirón (y mucho “hype”) dentro del sub-género extremo. Sea como fuere, la asistencia fue aceptable aunque el ambiente se cargó de un aura extraña, con un público por lo general frío que no consiguió explotar durante el desarrollo de las actuaciones. Pero vayamos a lo importante: las bandas, la música.
Primero de todo, disculparme por no poder llegar a tiempo para la actuación de los madrileños Fostioner. Llegábamos de fuera a la capital y a veces los horarios planificados no salen como uno quiere. Esperemos encontrarnos en una futura ocasión.
Imtemperator
La noche empezó con Imtemperator, un proyecto reciente en el que nos encontramos miembros conocidos de la escena madrileña, encabezados por “Patillas” de OMISSION a la guitarra. Reconozco que previo al concierto no había escuchado aún ninguna de sus demos y el Ep “Blood Blackened Atriums”, pero con solo ver su puesta en escena no era difícil acertar cual era su propuesta: Black Metal crudo, sucio y punkarra, mamando directamente de las brevas de Hellhammer. Personalmente no me llegaron lo más mínimo en el ámbito musical, sonando demasiado pobres y poco eficaces, fallando en su propuesta de llevar al extremo su cruda propuesta. Su actuación estuvo repleta de problemas de sonido, hasta tal punto que les explotó una válvula del cabezal, y el micrófono dejaba de funcionar constantemente. Lamento no poder ser más específico pero entre accidentes técnicos, parones y que no tuvieron su mejor día su actuación paso rápido al olvido.
Whoredom
Mucho más afortunados estuvieron Whoredom, todo un descubrimiento nacional que consiguieron meternos poco a poco en ambiente. Los valencianos nos entretuvieron a base de Black/Death con pinceladas Thrash y buen feeling sonoro. Su actuación no empezó de la mejor manera, algo fría y con problemas de sonido, pero poco a poco fue aumentando en intensidad y calidad y en pocas canciones ya nos habían ganado. Presentaron velocidad, buenos riffs, momentos épicos, melódicos y versatilidad en su propuesta. Hasta los propios cabezas de cartel parecían pasarlo bien con su actuación, tal y como podía verse desde el lateral del escenario. Una banda muy a tener en cuenta para el futuro. De momento podemos empezar por “Old Plagues for the New World” su debut en forma de EP.
Destroyer 666
Y llegamos al plato fuerte de la noche: Deströyer 666. Warslut y compañía tomaban el escenario repletos de cuero, chalecos y tachas, con el poco visible artwork de su último disco como telón de fondo. Ya de entrada, solo con ver la camiseta que vestía su líder (de los polacos KAT), me ganaron. Abrieron con “Traitor”, tema que inicia su nueva andadura y fueron subiendo enteros a base de cera y headbanging. No hubo mucho tiempo para los discursos. A piñón fijo fueron cayendo temas de su nueva obra como “Wildfire”, o “Live and Burn”. Rememorando sus otros trabajos con “I Am the WarGod”, “Black City…Black Fire” o la épica y blacker “Lone Wolf Winter” y llegando a grandes momentos con el coreado himno “Satanic Speed Metal” o “White Line Fever” y su alternancia de voces y micrófonos. La banda no paraba de moverse y metalear por el diminuto escenario, su duelo de hachas se compaginaba a la perfección. Es cierto que el sonido de la guitarra principal estaba demasiado bajo, aunque Roland C. se mantuvo muy activo y participativo (tal vez reducir el bajo hubiese ayudado). Uno de los momentos surrealistas se vivió cuando KK preguntó si había por allí algún fan de Motorhead, e imaginamos que el público ignoró o no escuchó la pregunta ya que pocas voces y puños se alzaron, ante la incredulidad de los miembros de la banda. Todo cambió cuando arremetieron con la versión de “Iron Fist”, tal vez el tema que más hizo mover al público y toda la sala disfrutó al unísono.
La banda amagó con despedirse pero aun así volvió para los bises y nos ofrecieron 3 temas más para redondear la noche. Incomprensiblemente bastante gente había abandonado la sala, tal vez pensando que todo había llegado a su fin o por alguna otra y estúpida razón. En cualquier caso se perdieron la guinda del pastel y los australianos cerraron una hora y quince minutos muy bien aprovechados a pesar de la frialdad del ambiente. Sin florituras, directos y a piñón.
By: Alexis Rubio
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