Teníamos esta vez un desplazamiento muy rápido, de menos de tres horas entre Oberhausen y la ciudad de Lille.
El camino por las largas rectas de las autopistas de esta parte de Europa un poco aburrido, donde solo rompió la monotonía nuestro paso por Eindhoven, donde estarían mis compis la semana siguiente, viviendo en primera persona un año más el Eindhoven Metal Meeting y la llegada a Lille, que se encuentra muy cerca de la frontera de Bélgica con Francia, donde el GPS nos envío en una carretera comarcal que accedía a nuestro hotel.
En la frontera nos esperaba un fuerte control de la policía francesa con el ejército belga, fuertemente armado, tanto que impresionaba. Como nos olimos al ver el control, nos iban a parar, como así fue. Un amable gendarme, acompañado por un joven soldado belga con un fusil, nos solicito la documentación a todos los que viajamos juntos, unas preguntas de rigor y un vistazo por encima nos sirvió para ver que no éramos jama jama, como dice mi compi el Number One, que por cierto, me tiene taladrado con sus historias del mundo del Rock, está empeñado en que lo acabe odiando. Creo que me lo voy a olvidar en alguna gasolinera para regocijo de la gente de Barcelona y del Rocksound, que se van a quedar una temporada sin su Javi Metaliko. Que pesadilla, madre mía, me estoy ganando el cielo. Aquí le tengo con el Facebook y el Whatsapp, que se lo he enseñado y lo tengo enganchado hablando con su gente de Barcelona.
Bueno, teníamos el día libre en Lille y como no teníamos nada mejor que hacer nos enteramos que había un festival de Metal, el Kaotic Fest que era un festival que reunía cuatro bandas locales de Metal Extremo y que era gratuito, pues allí que nos fuimos. El recinto acogedor en lo que parecía un centro social y precios razonables de bebida hicieron que pasáramos un rato agradable en la noche del sábado en Lille.
Al día siguiente, nos esperaba una larga jornada donde íbamos a empalmar el show de Lille en Francia con el viaje nocturno a Londres para poder llegar al siguiente concierto.
En Lille el show era en El Diablo Club un sitio muy underground en una especie de sótano en un barrio céntrico de la localidad francesa. Un trato muy agradable y cordial nos volvió a sorprender gratamente.
En este show se unía Dunkelnacht, una banda local de Black Death Metal, que llenaron el escenario con sus preparativos con máquinas de fuego y humo, un tanto excesiva para un club underground como El Diablo de Lille, ya que durante su show inundaron de humo un local pequeño. En fin, cada uno prepara su show como estima oportuno.
Noctem volvía a verse afectado por las enfermedades y en Lille cayó enfermo del estómago su bajista Alvaro, que solo con verle la cara te dabas cuenta que no estaba bien y el chico estaba sufriendo. El show de Noctem salió adelante sin bajista y parece que el público francés acabó encantado con el concierto y las ventas de merch lo dijeron.
La sala presentaba un gran aspecto de público y con ese aire underground y cálido era un sitio muy bueno para un ritual de Metal Extremo de los polacos Hate, que de nuevo pusieron a funcionar toda su maquinaria para convencer al público francés.
Nos esperaba una noche larga, ya que tras el concierto, había que recoger rápido y empezar camino para visitar Inglaterra, pero ese ya es otro capítulo.
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