Entrar en un recinto como el Teatro Romano es mágico y si encima lo hacer para disfrutar un espectáculo de una de las bandas míticas aun en activo del mundo del Rock pues ya podemos estar hablando de algo inigualable y único que no puedes dejar de pasar a no ser que estes mal de la cabeza o tu rollo sea mas Maluma. Por lo que cuando ocupas tu localidad y aun sin haber empezado el show ya esta en un trance que te va a durar hasta que pongas el primer pie fuera de tan histórico lugar para enfilar el camino de regreso a tu hogar. Europe comenzaban en Mérida su gira conmemorativa del 40 aniversario, y como bien les dije el alcalde de la ciudad esa misma mañana al descubrir una placa con forma de vinilo en las inmediaciones, “vais a tocar en el sitio más mágico que jamás hayáis pisado” y se quedo corto.
Parece mentira que hayan pasado cuarenta años, y es que la banda sigue estando en plena forma, y desde el segundo uno, y a pesar de que la voz de Tempest estaba algo baja respecto a la de sus compañeros de escena se veía venir el ciclón. El repaso a su extensa discografía era evidente y bien escogido, pero por si acaso, tuvimos una advertencia, “si echáis de menos vuestro tema favorito, no he sido yo, es culpa de estos tíos”, y es que el bueno de Joey además de mantener la planta, se lo hacían saber las féminas con comentarios como “guapo!” o “beautiful¡” entre canciones, conserva el sentido del humor, y si, la voz, por que aun que este algo mas rasgada y rota sigue estando “on fire”.
El show tuvo momento de protagonismo para todos y cada uno de ellos, tanto Mic Michaelli, como Ian Haugland, John Leven y John Norum dedicaron unas palabras a un público que miraba extasiado lo que estaba sucediendo. Pero como me gusta siempre meter el dedito en el ojo, hay que poner una “pega”, después de escuchar la tremenda “Stormwind” incluida en su disco “Wings of tomorrow”, la banda hizo una pausa de unos quince, veinte minutos…algo que no había visto hacer al grupo nunca y que a mi me bajo un poco la excitación del momento. Eso sí, volvieron con toda la fuerza que lo habían dejado hasta que aparecieron dos sillas en el centro del monumental escenario para que Joey y John Norum nos contaran alguna anécdota e interpretaran armados de acústicas y con protagonismo para la voz de Norum, el “Space oddity” de Bowie.
“¿Os aburren los solos de batería? Seguro que si” nos decía el bueno de Ian antes de anunciarnos algo “distinto” para sus “3 minutos de fama”, y no fue otra que hacer la obertura de Guillermo Tell de Rossini sirviendo de preámbulo de la gran traca final. “Ready or not”, “Supertitious”, “Cherokee” y como no podía ser de otra forma “The final countdown” daban por finalizado el concierto. No me acuerdo de si hubo algún fallo, como el sonido algo bajo del micro de Joey en la primera parte, algún que otro error en los acordes o el olvido de alguna letra momentáneamente, sinceramente no lo recuerdo porque estaba ahora pensando y lo único que me viene a la mente una y otra vez es lo tremendamente afortunado que había sido de poder vivir una noche como esa.
Qué difícil es explicar la magia, que complicado es poner en un papel un montón de palabras que sean lo suficientemente fuertes para poder trasmitiros lo que es entrar a un recinto como el monumental Teatro Romano de Mérida, situarte cerca admirando tan inmenso escenario y que se apaguen las luces para que comience a sonar la introducción de una banda como Europe. Y es que resulta impensable que esto pudiera suceder hace un par de décadas, ya no solo por el estilo musical, que también, sino porque, os soy sincero, hoy en día me sigue pareciendo incluso tan memorable como sacrílego utilizar semejante recinto, estuve por ir a la mesa a solicitar que bajaran los decibelios para que no afectaran de ninguna forma a la estructura que aun se mantiene en pie. Pero como no podía salir de mi asombro y estupefacción por lo vivido, decidí que lo mejor era asimilar el tsunami de emociones que me pasaba por encima a la vez que trataba de generar el recuerdo imborrable de cada milésima de segundo que había disfrutado en una noche que me será imposible olvidar. AVE EUROPE, FRUANTUR TE SALUTANT.
Crónica y fotos: Raúl Blanco
Sin comentarios