Último día de un gran Hellfest, un último día resacoso y con el ambiente más tranquilo que los dos días anteriores, mucha menos gente y una serie de nombres menos famosos, pero con la sensaciones de que esto sí era el Hellfest que yo recordaba. El día era muy noventero, con algunas excepciones, y los escenarios los cerraban grandes bandas y gratas sorpresas. Era un día en el que desde que entrabas en el recinto te embargaba una nostalgia, pues sabías que al finalizar las horas, terminaría el fesival y tocaría subirse a un autobús durante más de diez horas, para volver al hogar.
El domingo de nuevo tocó madrugar para ver a unas horas impropias a otra banda proveniente de la cuna del death metal macerado en Gotemburgo: The Haunted. A las 12:50 salía a escena la maquinaría sueca que, contundente y engrasadísima, no concedió ni un segundo de respiro aprovechando cada minuto de su tiempo al máximo. Su nuevo pero a la vez antiguo frontman Marco Aro, a pesar de ser físicamente como el agua y el aceite respecto a su sucesor Peter Dolving, demostró estar en plenas facultades vocales regalándonos unos registros de lo más salvajes que ya había dejado patentes en su reciente trabajo discográfico “Exit Wounds”.
Tal como fue la tónica habitual en el escenario “Mainstage02”, siempre los inicios eran un poco renqueantes en cuanto a sonido. Dicho síntoma lo sufrieron los dos bombazos de esa joyita que es su disco “rEVOLVEr” y que se encargaron de abrir la mañana: “No compromise” y “99”. Con la sonoridad mejorada y el lorenzo pegando con fuerza, el público ya numeroso no se amilanó a la hora corretear sin parar en lo que fue un circle-pit casi continuo durante todo el concierto. Otra cosa no, pero la dulce música de estos señores invita bastante a ello. “Trespass”, “The flood” y “D.O.A” seguían manteniéndonos la ferocidad por las nubes y acto seguido comenzó el repaso a su maravilloso y anteriormente mencionado último disco “Exit Wounds”: “Time (will not heal)”, “Eye of the storm”, “My enemy” y “Trend killer” lograron que un servidor perdiera irremisiblemente los papeles y se metiera de lleno en ese tumulto de violencia dejando que la adrenalina brotase a cascadas. La instrumentalmente cañera “Dark intentions” nos seguía dañando las cervicales sirviendo de enlace para los dos mazazos finales de la vieja escuela sueca: “Bury your dead” y “Hate song”. Todo un recital a degüello el que pudimos gozar unos cuantos a primera hora de la mañana. Para la próxima vez, si es en sala siendo ellos los cabezas de cartel y empezando a unas horas menos intempestivas, mejor.
Con el calor remitiendo y siendo el último día, el Hellfest recordó a sus mejores años, con mucha afluencia pero sin la aglomeración descomunal de los días anteriores. Red Fang salían al escenario principal con mucha simpatía, y daban otro de los conciertos a los que nos tienen acostumbrados. Les he visto varias veces y siempre me he ido con un buen sabor de boca, y si encima tocaba con el escenario que sonaba bien, mejor que mejor.
Comenzaron fuerte, a sabiendas que el poco tiempo del que disponían, tocaba despertar a la gente, que apuraba los últimos resquicios de sueño. No quisieron defraudar y empezaron con “Malverde”, despertando a más de un rezagado. Con no demasiada movilidad, el grupo hizo un concierto muy efectivo, pero sin grandes alardes. Le siguieron “Crows in Swine” y “Blood Like Cream”, tema muy aclamado por el público. Muy breve fue su concierto, siendo de los primeros del día, y contando con poco más de cuarenta minutos.
“Dirt Wizard” dio paso a un tema nuevo de la banda, “Sharks”, que tuvo una acogida un poco fría por parte del respetable, pero que seguro con el tiempo se hará un hueco definitivo en las actuaciones de la banda, porque sonó genial. Era el momento de cerrar su actuación con “Prehistoric Dog”, tema reconocido y jaleado, que el grupo se encargó de alargar con una pequeña jam final. Correcto concierto de Red Fang, dejando con las ganas y poniendo el listón alto para el día.
El setlist del grupo fue:
- Malverde
- Crows in Swine
- Blood Like Cream
- Into the Eye
- Wires
- Dirt Wizard
- Sharks
- Prehistoric Dog
La tarde resultó frenética después de Red Fang, con los conciertos solapándose unos con otros y siendo el último día de festival, tocaba enlazar escenarios sin escala aérea. Por suerte era el día en que más fácil se hizo el tránsito entre escenarios, pero no todo fue un camino de rosas.
Los primeros en caer fueron Dark Tranquilty, que dieron un señor concierto, lleno de simpatía, con una sonrisa de oreja a oreja que no desapareció de la cara del cantante ni un segundo durante toda su actuación. Se me hizo raro ver al grupo de día, a pela luz del día, con el pelirrojo cogiendo color por momentos y sin todo el ambiente lúgubre al que nos tienen acostumbrados. Apenas ocho temas que bastaron para dejarme la buena sensación que me dejan Dark Tranquility cada vez que los veo.
El setlist un conjunto de temas clásicos y alguno de los temas que llevan en esta nueva gira, “World Construct”, gira que ya arrastran desde 2013. No faltaron “Terminus” ni por supuesto, “Misery´s Crown”, tema con el que cerraron su concierto. Pero entre unos y otros, no se dejaron “State of Trust”, uno de los temas que más se disfrutan en directo, y que, a pesar del calor, nos trasportó a un reino de hielo y fría brisa. A esas hora, la falta de líquidos ya se notaba tanto física como mentalmente, como podéis comprobar.
Otro gran concierto de Dark Tranquility y tocaba ver que se cocía en el otro escenario principal.
El setlist de Dark Tranquility fue:
- The Science of Noise
- The Silence in Between
- Terminus (Where Death Is Most Alive)
- The Wonders at Your Feet
- Through Smudged Lenses
- State of Trust
- ThereIn
- Misery’s Crown
Exodus, Nuclear Assault y A Day to Remember fueron los siguientes en caer como losas, y aunque Exodus dejaron muy buen sabor de boca, fueron conceirtos demasiado cortos para los grupos que eran. Me quedo con el concierto de Éxodus, porque ni Nuclear Assault ni A Day to remember me convencieron.
Con Exodus me pasa lo mismo que con Kreator, nunca me canso de verlos. La tónica no iba a cambiar en Hellfest, y con temazos como “Black 13”, “Blacklist” o “Strike of the Beast”, el momento dar cera pulir cera estaba garantizado. Al ser último día de festival, los ánimos podrían estar más calmados, pero nada más lejos de la realidad, pues parecía más bien que la gente quería dar lo último de sí, formando circles y pogos sin parar durante todo el concierto. Encima se marcaron una perfecta versión de “Rainning Blood” de Slayer. Concierto completo y contundente.
Siendo ya media tarde, cogí sitio en el lado derecho del Mainstage01 para ver a Cavalera Conspiracy. Sitio escogido de manera premeditada ya que ahí es donde se sitúa siempre el guitarrista Marc Rizzo. Sin duda es lo más atractivo de ver ya que hace gala de una maestría y un despliegue sin parangón. Lo de Max con su guitarra de “adorno” ya es otro cantar. Lo pongo entrecomillado porque evidentemente no es de adorno, pero la toca cuando le viene en gana. Se pasa más tiempo usando las manos para agarrar el micro y hacer aspavientos para animar al personal que para tocarla. Y cuando lo hace, casi mejor que ni se moleste porque ni mueve los dedos para colocarlos donde debe. Vamos, una dejadez impropia. Pero mientras siga cantando bien y siga arropado por el bueno de Marc, todo va bien (o al menos eso debe pensar él). Dejando a un lado este tema, el repertorio dio comienzo con el nuevo single “Babylonian pandemónium”, seguido de sus ya conocidos “Sanctuary” y “Terrorize”.
He de reconocer que el sonido durante toda la actuación fue de diez, de tal manera que los solos de guitarra y los afilados riffs de Marc se escucharon con una nitidez pasmosa, poniendo así en bandeja el lucimiento de éste a las seis cuerdas. Sin prisa pero sin pausa empezaron con el popurrí sepulturero para gozo y disfrute del público: “Refuse/Resist”, “Territory” y un rápido triplete bien empalmado formado por “Beneth the remains”, “Desperate cry” y “Dead embryonic cells”. También hubo hueco para “Sum of your achievements” de su extinto proyecto con Nailbomb. La cosa siguió con “Torture”, “Kiling inside” y otra cover de Sepultura: “We who are not as others”, en la que Max, acompañado por su hermano Igor a la batería, se marcó una especie de batucada con un timbal que le pusieron en el centro del escenario. Para mi gusto, dicho alarde sobra, y más en un festival en el que vas con el tiempo apretado.
Esa pudo ser una de las causas de que al final, después de haber tocado la bestial “Inflikted”, a mitad de “Roots bloody roots” se les cortase el sonido y tuvieran que despedirse mal y pronto. Se me queda la duda de si este corte fue por problemas técnicos (que no sería la primera ni la última vez que ocurrirían) o por pasarse del tiempo establecido.
- Babylonian Pandemonium
- Sanctuary
- Terrorize
- Refuse/Resist (Sepultura cover)
- Territory (Sepultura cover)
- Sum of Your Achievements (Nailbomb cover)
- Torture
- Beneath the Remains / Desperate Cry / Dead Embryonic Cells (Sepultura cover)
- Killing Inside
- We Who Are Not as Others (Sepultura cover)
- Inflikted (Extended bridge)
- Roots Bloody Roots (Sepultura cover)
Tocaba dar paso a Limp Bizkit y, como siempre, la banda salió a escena con la idea de llamar la atención. Fred Durst apareció ataviado con un chándal blanco que lo cubría de pies a cabeza junto con una gorra a juego. El archiconocido Wes Borland hizo su entrada triunfal emperifollado con su característica y estrafalaria indumentaria. En esta ocasión, el llamativo guitarrista iba vestido con una especie de batín de lo más hortera sacado de entre lo más profundo del armario de su abuela y unas gafas de sol enormes de montura cuadrada y amarilla puestas encima de una capa de maquillaje blanco que le cubría la cara. Un fino bigotito pintado le daba un toque kitsch, acompañado de un sombrerito de paja a juego con el terrible batín. Una estampa digna de ver tal y como nos tiene acostumbrados el bueno de Wes. Les siguieron John Otto a la batería y Sam Rivers al bajo, vestidos dentro de la normalidad en comparación con estos dos señores.
Bueno, dejando a un lado la vestimenta de los componentes, decir que era la segunda vez que veía a Limp Bizkit e iba esperando lo peor. Mi primer contacto con ellos fue en el Sonisphere madrileño de 2012 y fue algo verdaderamente atroz. Así pues, al salir de este show con la sensación de haberme quitado la espinita, fue algo muy pero que muy positivo, aunque no fuese el concierto soñado precisamente. “Full Nelson” ponía patas arriba el Hellfest para luego dejar paso a una descafeinada versión de Ministry llamada “Thieves”. Me sobran todo tipo de covers y más en un grupo con unos temazos en su haber capaces de destrozar el suelo a base de brincos. Acto seguido nos hicieron despegar los pies del suelo con “Hot dog”, “Rollin” y el single de su último trabajo “Gold cobra”. Entre canción y canción fueron alternando riffs de las canciones más reconocibles de Metallica como “Master of puppets”, “Welcome home (sanitarium)” y “Seek and destroy” para disfrute del respetable. Nos volvieron a hacer volar con “My generation” y “Livin´ it up” y pusieron la nota pausada con “Re-arranged”.
A continuación lograron poner a la peña a mil por hora menos a un servidor tocando una versión del “Killing in the name” de Rage against the machine. Repito que no soy partidario de ningún tipo de cover y menos con una tan trillada, quemada y repetida hasta la saciedad. En fin, qué se le va a hacer. Para ir terminando, dejaron en la recámara las perlitas de “My way” y “Break stuff” para dejarnos los gemelos bien entumecidos y “Take a look around” en la que Fred nos puso de nuevo en cuclillas para después alzarnos en un océano de personas botando como si no hubiese un mañana. En ese momento fue cuando me reventé la rodilla de la manera más tonta al agacharme y apoyarla en el suelo. Mi cuerpo dijo basta y me salí de la vorágine como pude.
Con el bolo finalizado y sonando de fondo a modo de outro el “Stayin´ alive” de los Bee Gees, llegué a la conclusión de que acababa de ver un recital de lo más divertido, con muy buen sonido, pero al que no perdono la ausencia de la mítica “Nookie”, la inclusión de dos versiones que a mí me sobran completamente y los parones por momentos excesivos entre tema y tema. Con todo, al final fue mucho mejor de lo esperado.
- Full Nelson
- Thieves (Ministry cover) (short version)
- Hot Dog (With snippet of Metallica’s «Master of Puppets»)
- Rollin’ (Air Raid Vehicle)
- Gold Cobra
- Covers Medley (Metallica’s «Seek &… more )
- My Generation
- Livin’ It Up
- Back Porch Remix
- Killing in the Name (Rage Against the Machine cover)
- My Way
- Break Stuff
- Take a Look Around
Con la rodilla maltrecha, decidí ponerme en movimiento para pillar buen sitio en un lateral del escenario contiguo en el que poder ver a In Flames tranquilamente. Tampoco esperaba mucho de los flamígeros, pero nada más empezar hicieron que me entrasen ganas de tener la pierna sana para ponerme a saltar con “Only for the weak”. ¡Menudo comienzo! Fue totalmente inesperado y supuso el punto de partida para un setlist que hizo que se me cayese la lagrimita. Lo malo fue el penoso sonido que imperó durante todo el concierto. Igual sería el lado izquierdo del también escenario izquierdo donde me puse, pero eso no es excusa para una banda y un festival a tope de medios para que eso suene a las mil maravillas. Intensidad cero y las voces de Anders prácticamente indistinguibles del resto de la música.
Siguió “Everything´s gone”, uno de los temas más cañeros de su último disco, seguido de otra de las sorpresas que me dejaron boquiabierto: “Bullet ride”. ¡Maldito sonido joder! Después de este momentazo, continuaron con temas más actuales tales como “Where the dead ships Dwell”, “Paralyzed” y “Deliver us” que puso a la gente a pegar botes como descosidos. A continuación, resonó el clásico de “Cloud connected” y de nuevo otra perlita con la que me eché las manos a la cabeza: “Drifter”. Segundo sorpresón con el que la patatita se me ponía a mil por hora. ¡Maldito sonido y maldita rodilla joder! Acto seguido empezaron a desplegar hits con “The quiet place”, “Delight and Angers”, “The mirror´s truth” y “Take this life” que siempre sirve para cerrar las actuaciones de los de Gotemburgo. Pues no. Esta vez eligieron para poner fin a su concierto la maravilla de “My sweet shadow”.
Tercer bombazo que me dejó anonadado por lo que acababa de presenciar. En definitiva, show agridulce plagado de temazos, unos cuantos de ellos inesperados, pero con un sonido terrible de principio a fin.
- Only for the Weak
- Everything’s Gone
- Bullet Ride
- Where the Dead Ships Dwell
- Paralyzed
- Deliver Us
- Cloud Connected
- Drifter
- The Quiet Place
- Delight and Angers
- The Mirror’s Truth
- Take This Life
- My Sweet Shadow
El escenario principal lo cerraban Korn, y venían con el primer álbum, así que simple y llanamente, con las dos primeras canciones quedaba claro el tipo de concierto que daban. Erar el momento de tomar un descanso y cenar por fin.
Cita histórica la que nos esperaba en la carpa del “Valley” para ver a Superjoint Ritual tal como dijo el bueno de Phil Anselmo, ya que era la primera vez que dicha formación cruzaba el charco para ofrecer un bolo en tierras europeas. Aparcado en un lado del escenario más o menos tranquilo, prácticamente en frente del guitarrista Jimmy Bower y así poder regodearme de lo que estaba a punto de presenciar, empecé a disfrutar del sonidazo impresionante que tuvo el escenario en todo momento y de un repertorio concentrado casi enteramente en su primer trabajo “Use once and destroy”. A Phil le vi francamente bien: cómodo, contento y muy fino a las voces, cosa que me esperaba mucho peor.
Como todos sabemos, el señor Anselmo no es que atraviese su mejor momento como vocalista, pero reconozco que un concierto así en el que todas las canciones son gritadas a voz en cuello es algo de lo más exigente para sus cuerdas vocales. Por eso entre canción y canción aprovechaba para secarse la sudada y tomar aliento demostrando sus buenas dotes comunicativas soltando chascarrillos a diestro y siniestro. De ahí que al término de la actuación saliese más que contento al haber escuchado berrear de lo lindo a uno de mis ídolos más queridos. El tiempo del que dispusieron lo tenían bien medido y lo aprovecharon pero bien soltándonos una buena retahíla de temazos: la instrumental “Oblivious maximus” a modo de rocosa intro, “It takes no guts”, “Everyone hates everyone” y “The introvert” supusieron un inicio de infarto en orden correlativamente calcado al mencionado disco “Use once and destroy”. “The introvert”, la extensa “4 songs”, “Antifaith”, “Drug your love”, la bonus “Little H”, “Haunted/Hated” y “Creepy crawl” siguieron poniendo patas arriba la carpa. El show ya iba tornando a su fin cuando nos noquearon con “The alcoholik”, “Fuck your enemy” y “Ozena”.
A continuación se tocaron “Waiting for the turning point”, que fue el único retazo de su segundo trabajo “A lethal dose of an american hatred” que pudimos escuchar esa noche. El cierre de la histórica velado fue a cargo de la densa y homónima “Superjoint Ritual”. A pesar de no contar en sus filas con el bajista Hank Williams, muy sorprendido y muy complacido salí de ver un concierto del que iba bien prevenido por si las moscas. Ya que estoy, aprovecho para manifestar mi profundo deseo de que no sea la única fecha que den por el viejo continente.
Un cierre de festival que a priori parecía descafeinado, pero que terminó siendo uno de los mejores días del festival. Un año más, Hellfest se ha superado, ha superado la barrera de los 100.000 asistentes nuevamente y ha dejado la sensación de que se ha instaurado para quedarse. Siempre habrá cosas que mejorar, sobre todo el tema de la afluencia de gente. El cartel ya no es un problema, supera las expectativas, y según gustos, siempre hay una buena oferta de bandas. El Hellfest Open Air es un grande, y un año más, lo ha demostrado.
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- Crónica: David Koma (Julianes), yalinku@metaltrip.com
- Fotos: Yalinku Photos.
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