Desde el día que se anunció su gira alguien muy cercano me insistió, de manera casi enfermiza: «Tienes que ver a Kanonenfieber«. Vale, ok, ya estoy aquí. Pero aviso a navegantes, la vida te lleva por caminos inescrutables, y por desgracia me tuve que presentar a su show en Silikona sin haber escuchado nunca antes una canción suya. Si queréis una crónica donde se habla vida y milagros de la banda no estáis en el lugar correcto.
Perennial Isolation comenzaron la velada. No era la primera vez que los veía, ni tampoco la primera en la sala Silikona, lo cual a la hora de comparar ciertos aspectos me ayuda y para mí donde salieron ganando fue en el sonido, que jugó más a su favor. Por lo demás me resultó todo similar.
Me gustaría profundizar en lo del sonido. Silikona dista de ser perfecta en esto, y más de una, y más de dos, y de muchas más, lo calificaría de deficiente, mucho más en las bandas que abren. Ellos no sonaron mal en aquella ocasión, para lo que es este recinto, pero ahora mejor, y eso aquí es algo que valoro más que en otros.
Por lo demás hablamos de show de canción tras canción, con pequeñas presentaciones de las canciones y anuncio de su próxima entrada en estudio, donde su bajo y voz, Albert, llevó por completo el peso, siendo el único que aportaba energía en el escenario, estando el resto más estáticos salvo por movimientos puntuales.
Ya antes de empezar Kanonenfieber se intuía que algo, como poco reseñable, se iba a ver: máquinas de humo, una simulación de alambre de espino en el borde del escenario y sacos emulando una trinchera… Todo ello dando un toque distinto a un concierto y en un principio aportando. Y cuando aparecieron lo hicieron todos uniformados y con la cara oculta.
Como comenté, no sabía que me iba a encontrar, y me topé con una ACTUACIÓN, así, con mayúsculas. Estrictamente Kanonenfieber también subieron y tocaron canción tras canción, pero no, hubo mucho más.
Durante todo el show nos contaban como lidiaban unos oficiales alemanes con la primera guerra mundial. Me gustaría ahondar en esto, pero la última vez que estudié alemán fue hace 23 años y lo tengo algo oxidado. Aún con todo y con eso, aunque fuera grosso modo, se podían seguir sus desventuras canción a canción.
Detalles como escuchar un silbato militar, armas o ver al cantante inspeccionar el uniforme e instrumentos de sus compañeros te metía más y más. Eso sí, todo esto no fue nada comparando con lo que pudimos disfrutar durante las dos partes de “ Der Füsilier”. Durante su interpretación quisieron transmitir la sensación de un gélido campo de batalla, comenzando con su líder, Noise, “tiritando” y simulando nieve con una máquina de espuma. Esto acabó desencadenado en su “muerte” al final de los temas y posterior aparición con una máscara simulando una calavera en “The Yankee Division March”.
Kanonenfieber me dejaron con la boca abierta. No es habitual ver tal despliegue en un concierto de estas características y aseguro que para la siguiente, porque estoy tan seguro de que habrá siguiente como de mi nombre, no me pillan sin haberme trillado toda su discografía.
Crónica: Alejandro Sanz
Fotos: gema@metaltrip.com
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