A medida que se acercaba el 13 de Septiembre, los amantes del rock pesado íbamos poniéndonos un poco nerviosos por la inminente presencia del Kaos Fest.
Este nuevo «festival», acogía cuatro grupos nacionales en activo del género Stoner rock/metal y con la actuación de los donostiarras Yaw quienes aportaban un pequeño toque diferente con raíces más hardcoretas y que a pesar de contar con bastantes tablas, fueron los encargados de comenzar junto a los poco conocidos Roblë.
El conjunto Donostiarra Yaw interpretó el disco Malda, trabajo realizado el pasado 2013 y que con sus cortas canciones que recordaban a Touché Amoré consiguieron un frenético directo, que serviría de introducción a lo que sería una gran noche.
Roblë, quienes apenas tenían algún que otro vídeo colgado en la red, sorprendieron con un Stoner-Doom muy contundente, y con riffs potentes y agresivos consiguieron que la gente empezara a acercarse un poco más al frente del escenario.
Después llegó el turno de The Wizards. No os dejéis engañar por la corta trayectoría de esta banda, quienes en un sólo año han tocado en el Kafe Antzokia junto a Horn Of The Rhino, una de las bandas más aclamadas del género en el norte. Con un Stoner Rock más bailable y con un repertorio similar al del concierto del Antzokia, no defraudaron en absoluto y supieron mantener el nivel esperado. Un buen aperitivo antes de los grandes de la noche.
A falta de un par de horas para finalizar el festival, los jóvenes Erroma inundaron la sala Sonora de oscuridad con su metal pesado y casi instrumental, en el que la voz iba apareciendo sutilmente en zonas muy señaladas, aterrorizando a los presentes con sus gritos desgarrados. La falta de su batería habitual apenas se percibió, y en mi opinión el que actuó esa noche (un amigo de la banda) transmitía mucha energía, más si cabe que el batería habitual.
Finalmente, El Páramo. El conjunto Madrileño compuesto por integrantes de Adrift y Toundra era el más esperado de la noche. Su nuevo trabajo homónimo fue el que inició una actuación intensa, llena de matices, empezando por temas como Turbina y pasando por Varicela de su anterior trabajo. Nos sumergimos en un trance instrumental que nos llevó por un viaje musical en el que exploramos la complejidad y las numerosas sensaciones que transmiten con sus temas. Una autentica pena que por fallo de organización de horarios, estos últimos tuvieran que terminar a las doce en punto de la noche, y que dejaran sin tocar el último tema, el cual más de uno hubiéramos agradecido.
En resumen, podríamos afirmar que fue una buena noche y que no hay que viajar demasiado lejos para poder escuchar a grupos de alto nivel y calidad.
Crónica: Ioritz Ipiña García
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