Sister Sin, por razones que merecerían una crónica aparte, han sido parte muy importante de mi vida. Todas las veces que he podido verlos en directo ahí he estado. Y Liv Sin no iban a ser menos. Aclarado, aunque no sea relevante, de por qué asistí a su concierto en Madrid, puedo empezar a contar cómo fue todo.
Los barceloneses Raxar, ataviados con ropajes mezclando lo celta y lo steampunk, abrieron la noche con un sonido nefasto, horrible, de lo peor que me he llevado a los oídos en la sala Silikona. Una batería completamente por encima de todo, tapando muchísimo la voz de Leticia y anulando casi por completo a las cuerdas marcó el desarrollo de su show.
No puedo hablar de sus canciones sin destacar lo mencionado atrás una y otra vez. Y es que podría ser por el hecho de no estar familiarizado con su música, pero es que ni en su versión de «Take on me» de a-ha distinguía mucho. Pero no voy a seguir más por ahí.
Leticia comandó a la banda desplegando un gran sentido del humor con un toque cínico, entre canción y canción, que me encantó. Además, añadido a ello, Liv Sin al completo se sumó a su versión de «Take on me» con una coreografía, y no una cualquiera, sino la del clásico imperecedero «Head shoulders knees and toes», lo que hizo que su descarga no sólo tuviese puntos negativos.
Quizá habría hecho menos hincapié en el sonido de Raxar si Liv Sin hubiesen tenido los mismos inconvenientes, pero en absoluto, ya que desde la inicial «Antihero» este fue demoledor. Pero es que además el quinteto estuvo brillante. Una energía desmesurada de Liv que fue acompañada a la perfección por sus compañeros durante los aproximadamente 90 minutos que duró su actuación.
16 canciones, con momentos de Liv y su bajista Daniel Skoglund bajando del escenario, desgranando su discografía, en especial el último lanzamiento, «KaliYuga». Y si lo nombro es porque quiero destacar lo exageradamente bien que fue interpretada «I am the storm», fusionándonos banda y público. Quizá uno de los mejores momentos que he vivido en directo en lo que llevamos de 2023.
Y también se rescató una pieza de Sister Sin, «The fight song». En lo personal hubiese cogido otra, pero pegó mucho con la energía del concierto.
«Let me out» sirvió como despedida para hacerse posteriormente la foto final con «Gimme that boom» de Skindred. ¿Y por qué escribo sobre algo a priori tan trivial? Pues es debido al detalle curioso que tuvo la formación parando a la mitad para hacerse una foto de conjunto con el público detrás, por lo que la del final fue técnicamente la segunda.
Que el grupo principal funcione mejor que aquel que abre no es algo que sorprenda a nadie. Sin embargo, es injusto que entre una banda y otra haya tal diferencia de sonido. Sí, está claro que el público iba a ver a quién iba a ver, pero siempre, repito, siempre, me parece importante prestar atención a las agrupaciones que abren, pero así no hay manera.
Crónica: Alejandro Sanz
Fotos: gema@metaltrip.com
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