Hoy tenía pensado escribir una editorial sobre lo nefasto que es el comportamiento de algunos estamentos de nuestro sector, pero he visto que hay cosas muy positivas de cara al verano de 2016 y he pensado que es algo que hay que destacar: los festivales de España suben enteros.
Hace muchos años, teníamos varios festivales de Metal consagrados, demasiados se podría decir. Hemos visto nacer y desaparecer a varios de ellos, como el Lorca Rock o el Electric Weekend. Hemos visto como el Sonisphere se hacía grande y desaparecía, dejando tras de sí un halo de melancolía al ver los cartelazos que se montaban en otros países. Aún recuerdo el Metalmania de 2003, un cartel de lujo que nunca más hemos visto, al igual que aquellos Festimad, malogrado festival.
No sólo eso, sino que también hemos tenido flores de un día, como el Costa de Fuego, que no supo ver qué cabezas de cartel eran los adecuados para nuestro país. Hubo un Vía de la Plata en Mérida, de un solo día, donde Iron Maiden dio uno de los mejores conciertos que les recuerdo. La lista es larga, y la tristeza amplia, pues parecía que no era rentable hacer festivales de Metal en España.
El Indie y el moderneo se han apoderado de otros festivales, convirtiendo poco a poco al BBK Live, pasando de Metal a Grunge, de Grunge a Rock y de Rock a Indie, mutando a lo largo de los años. El Azkena también ha dejado de lado los sonidos más duros, y de repente, hasta hace unos años, los Metlaheads españoles nos quedábamos sin referencias.
Pero había una célula rebelde, que recuperando fuerzas y reinventándose, decidieron que era la hora de lanzar el ataque sobre el imperio de la gafa pasta y la barba desaliñada. Como un ave Fénix, Resurrection Fest, Rock Fest Barcelona y Leyendas del Rock se subieron al carro y empezaron a apostar fuerte. Cito a estos tres pues son los que, a priori, están creciendo y mejorando, pero no podemos olvidarnos de otros festivales menores que también han pusto su granito de arena, como el Granito Rock, el HOM Fest o el Be Prog my Friend, así como el Rivas Rock, el Arena y muchos otros que no me vienen a la cabeza ahora mismo.
Quiero centrarme en estos tres: Viveiro, Villena y Barcelona. El Resurrection Fest es un cohete, es imparable su progresión. Un Festival que lleva años haciendo las cosas muy bien, que primero apostó por sonidos más Punk, Hardcore y Nu Metal, pero que desde hace unos años ha invertido en la variedad. Este 2016 el salto es enorme, con Iron Maiden, Volbeat y The Offspring como cabezas de cartel, y con la apuesta por variedad, con Doom Metal, Thrash Metal, Death Metal, Hardcore, Stoner, Punk, Rock, de todo en un solo cartel. Pero no se queda en los nombres el festival de Viveiro, va mucho más allá.
Esta calidad viene dada por muchos motivos. El primero de ellos, el trabajo constante de los organizadores y la ambición de crecer pero sin olvidarse del público. Tiene patrocinios muy potentes, relacionados con el propio estilo del festival, Vans, Monster, Jägermeister, Arnette. Esto no sólo es publicidad, sino que estas marcas han llenado de eventos de entretenimiento el festival, y eso lo hace más completo si cabe.
No se quedan ahí las cosas positivas, el festival tiene unos técnicos de sonido geniales, al fin de cuentas, cuando vamos a un festival, el ingrediente principal es la música. Luces, servicios, barras de bebida, zona de comida, un mercadillo que va a más, escenarios con personalidad y un sinfín de cosas positivas dentro del recinto de conciertos hacen de este festival, a día de hoy, una referencia en el circuito europeo. La calidad no se queda en el recinto, pues con tres zonas de acampada, hay para todos. El Resucamp se ha asentado, ha mejorado, se ha ampliado y es una zona de acampada de calidad, a pesar de que el año pasado alguno descerebrados se dedicaron a arrancar las señalizaciones de las “calles” dentro del camping. Cuidado, estas estupideces quitan las ganas a las organizaciones de darle personalidad a un festi.
Duchas, aseos limpios, playa, naturaleza, gaviotas (invitadas que hay que citar, aunque no sean bienvenidas). Es un gran festival, va a más, no se estanca, apuesta fuerte. ¿Qué más queremos? Pues desde el año pasado, Pandemonium, una entrada VIP para aquellos que prefieren vivir la experiencia de otra manera. ¿Y los niños? Resukids. También hay festival para ellos, con actividades especiales y que, como se ha podido ver todos los años, están geniales, acertadas y entretenidas. ¿Prensa? El trato es sublime, las condiciones únicas y encima con zona dedicada, nivel europeo claro.
Un ejemplo claro de que en España hay festivales buenos, bonitos y éste, barato.
El Leyendas del Rock es otra referencia en nuestro país. Haciendo honor a su lema “sufriendo y gozando”, Villena ha sido el emplazamiento perfecto para dar más aún a su público. Desde que el ayuntamiento alicantino dio el visto bueno y puso de su parte, la organización buscó apoyo promotor y el festival se vino arriba. Año a año ha apostado fuerte por carteles contundentes, con grandes nombres, ampliando la variedad y la oferta de estilos, con nombres como Volbeat, Venom o Kreator en sus filas. No se ha olvidado del Metal y el Rock nacional, con presencia de bandas grandes de nuestro sonido, como Warcry, Saratoga, Sober, Leo Jimenez, Barón Rojo, Obús, y un largo etcétera. No se ha quedado ahí, pues las bandas noveles nacionales también han tenido su oportunidad, como Lizzies, Oker y un largo etcétera.
El recinto es una delicia, con césped, con una carpa enorme para resguardarse del sol, con tres escenarios, zona de comida (mejorable) y mercadillo. Esta semana saltó la noticia de más mejoras, con la colocación de gradas y una barra más, de grandes dimensiones. Además, para 2016 han implantado mejoras en la “personal” zona de acampada del festival. Año a año, la apuesta aumenta, las mejoras llegan, a pesar de la impaciencia de algunos. Con zona de parking, que aunque te toque darle una lavada al coche íntegra después del festival, es de agradecer. Tiene aún que mejorar, como todo en este mundo, pero no se puede negar el enorme trabajo que año a año hace que este festival siga siendo referencia en nuestras fronteras.
El cartel de este año sigue en construcción, pero Helloween, Venom y Steel Panther, entre muchos otros, ya lo adornan. No se queda ahí este año, con sorpresas como Uriah Heep o Nazareth, entre un sinfín de nombres de calidad. Poco a poco, esa mejora en la oferta de bandas se está viendo reflejada en los servicios que se implantan en el Festival. No hay que olvidar que pocos festivales, o ninguno, pueden decir que tienen piscina. El año pasado quizás se fue de las manos el asunto de la capacidad de la misma, pero es un lujo que muchos agradecen en el alma.
Asentándose como está, mejorando, apostando, cubriendo expectativas, el Leyendas del Rock es ya una realidad en nuestro país.
El tridente renacido lo completa el Rock Fest de Barcelona, que en su tercera edición quita el hipo con Iron Maiden, Whitesnake, Twisted Sister, Blind Guardian, Kreator y muchos más en un cartel que se va llenando de buenas bandas. La organización es ya perro viejo en esto de montar festivales, (rana vieja, más bien), y con apenas tres ediciones, está convenciendo. De los tres, quien escribe no ha asistido, pero a pesar de quejas del año pasado, también he oído y leído cosas positivas del festival. Es una muestra de que España no es un secundario en el circuito europeo de festivales, es un ejemplo de que los grandes carteles aún son posibles en nuestro país, de que nuestra escena vive una segunda, o tercera juventud.
Muchos debates se pueden generar de sí la apuesta es la misma de siempre, de si se repiten más que el ajo, de si no van grupos jóvenes. Pero aquí habría que preguntarse si sin esos nombres en los carteles, el público español no tiraría por ejemplo para Francia. Hay que ser realistas, los grupos que traen estos festivales son los que el público quiere, y hasta que esto no cambie, no podemos pedir que quienes montan los festivales se arriesguen a no contentar a la gran mayoría. Los servicios que ofrecen estos festivales, como los que ofrecen tantos otros, aún merecen mejoras, al igual que las zonas de acampadas o la oferta de comida, pero eso es algo que poco a poco va mejorando, y sólo hay que saber apreciarlo, pues hace unos años parecía que nos teníamos que contentar con 4 grupos Heavys en un Rock in Rio plagado de pop.
Hay que verlo así, a lo mejor no estamos en la época dorada de festivales en España, pero tampoco estamos en la era de piedra, y estos son sólo algunos ejemplos de ello. El público está respondiendo, los organizadores están respondiendo, la prensa dedicada y la popular están haciéndose eco, así que, por qué no romper una lanza y decir con firmeza: en España también se hacen las cosas bien con los festivales. Opiniones hay para todos, pero yo veo con buenos ojos como van creciendo estos festivales, frente a la abrumadora oferta de nuestros vecinos de otros países de Europa, pero hay que recordar, no olvidar ni obviar, que muchos de los gigantes del resto de Europa cuentan con importantes apoyos económicos y patrocinadores. Salvo los ejemplos citados en el Resurrection Fest, las diferencias de marcas que apoyan los festivales nacionales en comparación con, por ejemplo, el recién nacido Rockavaria, son abismales. Del tema de ayuntamientos y subvenciones no entiendo, pero seguro que ahí también hay “billeticos”.
Así que mirar al verano 2016 es mirar hacia un presente que podemos afrontar con optimismo, ojalá sigan surgiendo festivales, sigan asentándose, sigan mejorando, porque algún día no habrá Iron Maiden, o Black Sabbath, pero sí habrá festivales firmes que podrán seguir haciendo por la historia del Heavy Metal en España.
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