Puesta en escena prácticamente nula. Ocho personas en un escenario que claramente les quedaba pequeño. Esto no tenía ninguna pinta de que fuera a salir mínimamente bien. Y sin embargo…
Intento siempre alejarme de mis gustos a la hora de escribir una crónica de un concierto. Dentro de una subjetividad, sacar algo de objetividad. A nadie le importa si tal o cual grupo me parece esto o lo otro de antemano. Bueno, tampoco lo qué ha pasado, sino que mis palabras, o las de quién sea que escribe, coincidan con sus impresiones, pero eso es otra historia para otro día. A lo que iba, con Diablo Swing Orchestra me cuesta más que de costumbre. «¡Qué maravilla!». Si no dije esto aproximadamente veinte veces no lo hice ninguna, siempre junto a una sonrisa perenne.
Fueron más de diez años de espera. Nunca conté con poder disfrutar de ellos en directo. Pero a las 21:00 del viernes 17 de noviembre de 2023 en The Basement Club de Madrid, “Guerrilla laments” empezó a acariciarme el alma resarciéndome por todo este tiempo. ¿El azúcar bien?
Y no debí ser el único que tenía marcada a fuego esta cita. Una cola inmensa que daba la vuelta a la calle Galileo, con centenares de personas reunidas para celebrar la música en directo. Casi dos horas de show, distribuidas en 21 canciones que nos extasiaron.
Ir nombrando cada una de las que interpretaron para decir lo mismo una vez tras otra, que sonó muy bien, que el público se entregó etc., me parece estúpido. Cada pieza arrancaba saltos, brazos en alto y baile, mucho baile. La energía de todos sus miembros fue contagiosa de principio a fin. Y esto puede parecer contradictorio por las posiciones fijas de algunos por sus instrumentos, y las fijas forzadas por el espacio, pero así era. No hace falta correr de punta a punta, guitarra, micro, o lo que sea en mano para que los que han ido a verte entren en tu actuación. Una expresión facial, el simple movimiento de un brazo…
Me parece tremendamente increíble que esta fuera la primera vez que Diablo Swing Orchestra tocara en vivo en Madrid. Pero para ser sincero, también me parece increíble la cantidad de gente que consiguieron reunir. Aunque en los tiempos que corren, las reuniones multitudinarias en Madrid son frecuentes. Al menos esta no dio miedo y sólo provocó felicidad.
Crónica: Alejandro Sanz
Fotografía: Raúl Blanco
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